En estas fechas tan señaladas

Mesa de Navidad [II]Estas fechas en las que estamos son muy señaladas, de hecho no hace falta sino mirar al calendario para ver que tanto el 25 de diciembre como el 1 de enero están señalados en rojo para dejar constancia que son días festivos, que no quiere decir que sean de fiesta, alegría y jolgorio, sino simplemente que no son laborables. Quizás sea por todos los acontecimientos de mi pasado, quizá sea por mis circunstancias familiares presentes o por mis fantasmas de las Navidades futuras, pero esta época del año me resulta un poco más nostálgica y melancólica que de costumbre.

El tema del consumismo está muy manido y no hace falta entrar en profundidad a analizar el modelo de negocio creado por las marcas para hacernos creer que lo más caro es lo mejor. Son bienes materiales al fin y al cabo, y todo lo material no genera sino una felicidad condicionada a su posesión que, por otra parte y por extensión, es el germen incongruente del temor por perderlo. Prefiero no seguir hablando del tema, podría acabar convirtiendo este post de buenas intenciones en una nueva guerra dialéctica contra un enemigo invisible.

No obstante, y a pesar de la resistencia natural que se consigue desarrollar, uno acaba por contagiarse de esta extraña sensación, como si de algún tipo de virus se tratase, o como si por arte de ósmosis atravesase mi barrera semipermeable particular. Mi pensamiento para este día es el siguiente: los buenos deseos no se deben quedar relegados a dos semanas en diciembre, así que muchas felicidades para los próximos 364 días. Y recuerda, vive con intensidad.

Sueños publicitarios

It’s hard. They always do that; as soon as they get what they want, they disappear. They take in front of me time and time again, and i let them. Sometimes I feel so dirty, used. What happened to romantic dinners? Picnics at the beach? Holding hands in the park? A cosy night with DVDs and popcorn? They don’t see me as me. They see me as some sort of toy. Sometimes I just wanna be held at night. All they think about is fuck. And fucking is nice but not 24/7. Women are pigs.

Become a girl toy. There is a Jack & Jones store near you.

El mensaje está claro, ponte esta ropa y será el juguete sexual de las tías, no hay más. Sin embargo, el diálogo del tío me ha resultado curioso y creo al combinarlo con las imágenes y una buena edición de vídeo se consigue llegar hasta el espectador. Se hace extraño que un hombre ande diciendo todas esas cosas cuando normalmente estaríamos acostumbrados a que fuese una mujer. La situación es tan surrealista que logra su objetivo, que el individuo que esté viendo el anuncio sufra un episodio onírico durante el estado de vigilia, dicho de otra manera, comience a soñar despierto imaginándose en la situación en la que se encuentra el protagonista. Pero claro, junto a esta idea va asociada la marca como condición para alcanzar esa fantasía, y ahí es donde la empresa detrás del producto saca su parte lucrativa, es decir, dinero.

Siempre se ha dicho que los que más dinero gastan en publicidad son los que menos la necesitan. Hoy en día, gracias a Internet, las empresas se están ahorrando mucho presupuesto en publicidad porque no sé cómo estará ahora mismo la relación tiempo/dinero en la televisión, pero la red y con un par de herramientas gratuitas en lo único que tienen que gastar es en la agencia de publicidad y poco más. Es un negocio redondo, porque luego serán los propios usuarios los encargados de diseminar su campaña por todo este vasto territorio que es la red mundial, ya sea a través de blogs o redes sociales, el perfecto caldo de cultivo.

La publicidad siempre se ha aprovechado de los deseos, más o menos básicos, que todos poseemos de manera que nos transmite la idea de que consumiendo productos lograremos satisfacer nuestras ansias y, al fin y al cabo, ser felices aunque cada uno a su manera. Esa es la mentalidad de las sociedades del consumismo salvaje y el materialismo enfermizo. Si se lograse hacer lo mismo con la cultura estoy seguro que otro gallo cantaría.

Consumismo

Actualmente las relaciones interpersonales tienen una tasa de fracaso muy alta debido a que el consumismo imperante se ha implantado tan profundamente en nosotros y nuestra forma de vida que ni tan siquiera podemos deshacernos de su influencia en este aspecto.

El amor, el cariño y hasta la simple atracción sexual se ven condicionados de tal manera que nunca estaremos mínimamente conformes con lo que ya poseemos y estaremos permanentemente intentando encontrar algo o alguien que nos satisfaga en mayor medida.

En nuestra búsqueda de la utópica felicidad no hallaremos más que tristeza salpicada de pequeños momentos de alegría. Por el camino nos desharemos y seremos desechados, utilizaremos y nos utilizarán, pero ante todo sufriremos y haremos sufrir.

Tan sólo debemos recordar algunas frases tan manidas como «trata a los demás como desearías ser tratado» o aquella otra que dice «no es más feliz aquel que más tiene sino el que menos necesita».

Más altruismo, más empatía, más sonrisas y menos maquillaje.