Exigencias

demandLlegó la hora de exigir, de pedir algo a cambio, de hacer acopio de la fuerza cimentada en el amor al valor propio. Maldita sea, sé lo que quiero, pero parece que me obstino en reducir el nivel de exigencia. ¿Tal vez porque lo fácil cuesta menos? No, no puede ser, me niego. Pidamos una estrella, pidamos una galaxia, vamos a intentarlo. Todo es poco, demasiado nunca es suficiente, no hacer concesiones, pedir por pedir…

¿Pero realmente soy así? ¿Realmente quiero eso? ¿Sería más feliz así? «Sé feliz con lo que tienes mientras persigues lo que deseas». ¿Vivir toda la vida persiguiendo una quimera? No, «sé feliz mientras te persiguen, porque eres lo que desean». Ese me gusta más, sí, sin duda.

No quiero fuego que me queme, quiero agua que me caliente. No quiero cuerpos yermos, quiero labios jugosos. No quiero pensamientos acomodados, quiero mentes inquietas. No quiero duro mármol, quiero carne prieta. No quiero incongruencias ni incertidumbres, quiero clarividencia y sensatez. No quiero despotismo ni soberbia, quiero honradez y humildad. No quiero casualidad, quiero causalidad.

Si sé todo eso, ¿entonces qué es lo que queda? Exigir y esperar que el idealismo se haga realidad.

Idealista

playa

Llegué a tu playa cual náufrago de océanos pesarosos para acabar varado entre tu pelo y las dunas de tu cuerpo. Me diste de beber de las frescas aguas del manantial de tus labios y probé los más exquisitos frutos que me ofreció tu piel. Descansaba del sol abrasador del verano cobijado por tu sombra, observando cómo te cubrían las olas de tus sábanas. De noche, miraba las estrellas de tus ojos apoyado en el suave tronco que eran tus muslos. Luego dormía arrullado por la suave brisa de tu respiración y me despertaba el frío del alba cuando tus brazos no me abrazaban.

Tus dedos se enredaban entre mis suspiros y yo susurraba una canción tejida con palabras juguetonas, mientras nuestros cuerpos bailaban un tango de pasión. Conversábamos largo y tendido con nuestro silencio, observándonos vestidos con nuestra desnudez, dejando volar pensamientos. ¿Comprendes ahora por qué soy un idealista? Sólo existes en mi imaginación mientras tú sueñas conmigo en algún lugar, esperando que la causalidad nos una.